Inicialmente conoceremos cual es la historia de este bello instrumento y el porque gana muchos ejecutantes con el tiempo.
La música tradicional irlandesa es una de las formas de música folk más importantes del mundo. Debido al fenómeno de la emigración de la población por la situación social y económica de Irlanda durante el siglo XIX, la música tradicional se extendió por el resto de países de habla inglesa, influyendo especialmente en EE.UU donde, entre otras aportaciones, propició el origen del country y el bluegrass.
Resulta curioso observar cómo los instrumentos más comunes empleados en la música tradicional irlandesa no son instrumentos autóctonos sino que han sido adoptados de diversas culturas como la música clásica u otras tradiciones europeas, con la salvedad de la uilleann pipe o gaita irlandesa, el bodhran y el arpa, convertida en icono nacional.
Por diferentes caminos y circunstancias se fueron incorporando a la, siempre viva, música irlandesa instrumentos como el violín, el acordeón, la concertina, el whistle, la flauta travesera y más recientemente instrumentos de acompañamiento y cuerda pulsada como la guitarra, el banjo, la mandolina y el bouzouki. Este último de orígen griego, adaptado en los años 60 a las características de la música irlandesa al igual que el acordeón, cuya procedencia es germánica.
En cuanto a la introducción de flautas traveseras en Irlanda, podemos decir que encontramos un precedente a finales del siglo XVIII, cuando una variante de la flauta, el fife (pífano de tono agudo y penetrante) era usado en el norte del país (Ulster) en las bandas militares de música de la Orden de Orange, organización protestante y unionista, fieles a la corona británica. En sus desfiles, decenas de fifers tocaban marchas acompañados por percusionistas que tocaban el Lambeg tambor, tambores irlandeses de gran tamaño.
ero no es hasta mediados del siglo XIX cuando la flauta entra a formar parte de la música tradicional irlandesa. Con la invención de la flauta metálica por Theoblad Boehm en 1847 y su posterior aceptación progresiva por parte de los músicos profesionales de toda Europa a finales de siglo, las viejas flautas de madera se vieron desplazadas en orquestas y conservatorios. No tardarían en aparecer en mercados y locales de segunda mano a precios muy bajos. En Irlanda, debido a la cercanía geográfica, serían las flautas de modelo inglés (las construidas por Pratten y Radcliff entre otras) las mas extendidas. Estas flautas tenían unos agujeros bastante amplios que propiciaban un mayor volumen, lo cual era ideal para la música tradicional ya que solía tocarse con el fin de ser bailada, generalmente en contextos rurales, en reuniones familiares o eventos especiales.
Así que la flauta introducida en la tradición musical irlandesa es heredera directa de los modelos de flautas de llaves clásicas y románticas, las también llamadas flautas de sistema simple. Por tanto, el término flauta irlandesa no es más que una invención por parte de algunos artesanos del siglo XX, con el propósito de diferenciarla de los distintos modelos de flautas de madera que a día de hoy se siguen construyendo en el ámbito de la música clásica para la interpretación con instrumentos históricos originales.
A la hora de tocar música tradicional irlandesa no son necesarias todas las notas cromáticas. Casi siempre en un contexto armónico de la escala de Re Mayor y Sol Mayor, sus incontables piezas y melodías (tunes) están basadas en modos que toman dichas escalas como centro tonal. Los más comunes son el Jónico, el Dórico y el Mixolidio.
A principios del siglo XX la flauta era ya un instrumento extendido y popularizado en buena parte de Irlanda. El creciente nacionalismo cultural y la reivindicación del gaélico como lengua nacional tomaban fuerza en la sociedad frente a la influencia británica. Así que pronto se demandaría una flauta propia, adaptada a conciencia a las necesidades de la música que interpretaban. Constructores y artesanos comenzaron a fabricar flautas simplificadas. Siguieron los patrones de las flautas inglesas que habían adoptado, pero aumentaron aun más los agujeros y redujeron el número de llaves, a veces hasta ninguna, ya que de esta forma el precio de la misma sería más barato. Los materiales más utilizados eran el ébano, el boj y el granadillo. El hecho de fabricar flautas sin llaves dio lugar a una particularidad en la flauta tradicional y es que muchos flautistas zurdos podían ahora tocar con la flauta hacia su izquierda.
En las primeras décadas del siglo XX Irlanda era un país que carecía de infraestructuras y los medios de transporte eran básicamente carros y bicicletas, lo que provocaba serias dificultades de comunicación interna. Este aislamiento, sumado a que aun no existían medios como la radio o la televisión y que las pocas grabaciones que había eran casi inaccesibles, provocó el fenómeno de los estilos regionales. Los músicos aprendían directamente de los que tenían más cerca y compartían repertorio, técnicas, incluso errores. Eran muy pocas las influencias externas que les llegaban, especialmente en las zonas más rurales, tan sólo la visita esporádica de músicos viajeros de las Ceilidh Bands (bandas de música tradicional destinadas al baile, compuestas principalmente por acordeones y violines).
Así que en cada zona del país se desarrollaron unas pautas estilísticas propias que permitían determinar la procedencia musical del flautista atendiendo principalmente a dos elementos: el tipo de adornos y el ritmo. El abanico de estilos era amplio y dio lugar, entre otros, al estilo de los condados del Norte, donde era característico tocar con una potente articulación, con mucho énfasis rítmico y con los mínimos adornos. Esto se debía en parte, a la influencia de la música militar. Por el contrario, en condados como Roscommon y Galway surgió un estilo más fluido y lineal, debido a que en las gaitas es muy complicado acentuar y allí abundaban los intérpretes de Uilleann Pipe. Flautistas como Matt Molloy, pertenecientes a este estilo (hoy etiquetado como piping style), aportaron a la flauta una amplia gama de ornamentos de dedos procedentes de la técnica de la gaita.
Pero la llegada de las primeras grabaciones supuso la práctica disolución de los estilos regionales. Los discos de vinilo permitieron que músicos de toda Irlanda pudieran escuchar, aprender temas e imitar el estilo de músicos de otras partes del país. Empezaban a adquirir fama flautistas como John McKenna, que eran tomados como referentes. Así que los estilos se fueron personalizando, sin pertenecer a un lugar determinado. Aun así, no se llegó a su total desaparición, ya que todavía hoy sigue habiendo intérpretes y estudiosos dedicados a ello.
A partir de los 60 se produce un fenómeno muy importante en la música irlandesa, sobre todo de cara al extranjero. Se trata del boom de los grupos de folk, basados en la reelaboración del repertorio tradicional. Imitando el formato del rock y el jazz, donde cinco o seis músicos tocan amplificando sus instrumentos para un gran público, se ponen de moda grupos como The Chieftains o ,posteriormente Planxty, The Bothy Band o Altan.
Este nuevo formato se exporta rápidamente a países como Escocia, donde se forman míticos grupos como Tannahill Weavers y The Battlefield Band, pero también al Norte de España, en concreto a Asturias y Galicia (Llan de Cubel, Milladoiro…) y a la Bretaña francesa (Alan Stivell, Kornog…). Las compañías discográficas etiquetaron esta tendencia bajo el término Música Celta, con fines comerciales. Pero evidentemente y pese a leyendas y mitos, no existe relación alguna entre estas músicas y las tribus pre-romanas que poblaron Europa.
En líneas generales, los instrumentos utilizados en toda esta corriente de grupos folk son los propios de la tradición irlandesa, exceptuando la gaita, que en cada sitio se usan las autóctonas. Pero atendiendo a la flauta, si que está presente en prácticamente la totalidad de este tipo de grupos.
Esta especie de globalización de la música irlandesa dio lugar a la difusión de su cultura nacional por el mundo entero. En casi cualquier país podemos encontrar pubs irlandeses en los que se reúnen músicos para interpretar música tradicional en las llamadas sessions, que generalmente tienen lugar una vez a la semana.
Con la llegada de las nuevas tecnologías la flauta irlandesa ha multiplicado su popularidad y sus patrones generales de técnica e interpretación se han consolidado de mano de reconocidos flautistas profesionales e investigadores. Su repertorio básico se ha estandarizado y popularizado a la vez que sigue enriqueciéndose con nuevas composiciones de los artistas en activo. En cuanto a su construcción ha experimentado notables mejoras, por lo que actualmente podemos encontrar flautas fabricadas en una gran variedad de maderas, tesituras y con todo el abanico de llaves.
Así pues, podemos decir que la flauta de sistema simple de los siglos XVIII y XIX ha llegado con plena vigencia hasta nuestros días, aunque por otro camino quizá inesperado.
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